SPJ-USO ANDALUCÍA.

SPJ-USO GALICIA

domingo, 19 de noviembre de 2017

Entrevista a Joaquín Pérez da Silva: Candidato a la Secretaría General de la Unión Sindical Obrera

Entrevista a Joaquín Pérez da Silva: Candidato a la Secretaría General de la Unión Sindical Obrera


El pasado 13 de noviembre, el diario El Mundo publicaba una entrevista, que por su interés transcribimos, con nuestro futuro Secretario General.

Criado en un ambiente alejado del mundo sindical, Joaquín Pérez da Silva (Madrid,1977) afronta «con ilusión» y también «con un cierto vértigo» la nueva etapa que se abrirá cuando resulte elegido nuevo secretario general de la Unión Sindical Obrera (USO), durante el Congreso Confederal que esta organización celebrará en Santander los próximos 22 al 24 de noviembre.
Este maestro de Educación Física, único candidato a la Secretaría General del tercer sindicato de España en representación sindical, llegó a USO por casualidad y se ha quedado en este mundo porque, asegura, «engancha».
¿Qué le enganchó de USO?

Lo que tiene USO de atractivo es la marca. Tiene una marca diferenciada.

¿Y qué lo hace diferente de otras organizaciones sindicales?

Pues fundamentalmente la independencia y el pluralismo. Todo el mundo se siente a gusto. Nadie me ha preguntado nunca qué voto. Un dirigente de una organización sindical tiene que dejarse la ideología en casa.
Además, otra de las señas de identidad de USO es vivir de nuestras cuotas sindicales. Y esto te da independencia y libertad total para decirle lo que quieras a cualquiera.
Pero supongo que esto también llevará aparejado un lado menos amable.
Sí, claro. Tenemos muchas carencias económicas, de personal, mientras otros viven más en la opulencia. Nosotros no somos un sindicato de moqueta, de consejo de administración. No conozco a nadie de USO que haya tenido nunca una tarjeta black o haya estado en un consejo de administración recibiendo una remuneración.


¿Qué retos se ha marcado en esta nueva etapa que está a punto de iniciar?

Llegar a una gran masa de la población que no confía ni está en las organizaciones sindicales. Eso denota algo: que no nos perciben como útiles. En el momento que más precariedad laboral hay, en el momento en que la gente puede tener más miedo en su futuro próximo, es cuando más desafiliación hay a los sindicatos, sobre todo en los dos mayoritarios: UGT y CCOO.

Los trabajadores los han castigado como a los partidos políticos por los escándalos de corrupción en los que se han visto salpicados. ¿En USO han perdido afiliados?

Al principio de la crisis notamos que algunos de nuestros afiliados pasaban de cuota de activo a pasivo al haberse quedado en paro. Pero en estos momentos hemos crecido en afiliación y representatividad. Tenemos115.680 afiliados y somos el tercer sindicato en representación estatal con 10.670 delegados. Algo bueno nos perciben.
¿Y qué otros planes tiene para USO?

Otro de los retos que nos debemos marcar es que nos conozcan en todos los centros de trabajo. Y que perciban que somos útiles que, por ejemplo, cuando despiden a una trabajadora embarazada, el sindicato responda automáticamente. Cuando la gente percibe eso, ve la utilidad del sindicalismo y valora el sentido de unión de los trabajadores.

¿En qué han fallado las organizaciones sindicales estos últimos años?

Los sindicatos tenemos que salir de la institucionalitis en la que están embarcados CCOO y UGT y volver al sitio que nos corresponde, que es al lado de los trabajadores. No estar ahí nos ha hecho mucho daño.

¿No considera útil el modelo de diálogo social tal y como está concebido?

No, es un fracaso como ha demostrado que UGT, CCOO, CEOEy Cepyme hayan sido incapaces de firmar un nuevo acuerdo para el empleo y la negociación colectiva, y que los tres anteriores hayan sido un esperpento.

¿En qué han fallado?

Pues en volver a los mismos vicios de siempre. Al final, parece que el problema del sindicalismo en España es que los fondos de formación para el empleo no pasan por las cuentas corrientes de las patronales y sindicatos. Es de chiste. Vamos a hablar de lo verdaderamente importante: de los sistemas de formación para el empleo, de si sirve o no para llegar a un puesto de trabajo o para mejorar su situación en su puesto de trabajo.

¿Piensa que se están preocupando más en este asunto del quién que del para qué?

Totalmente. Están más preocupados sobre quién da la formación. Por tanto, de quién pasa el dinerito por las cuentas corrientes. Y todos sabemos que hay un porcentaje de la formación que se queda en otras cosas en estructura. Así de claro. Todos esos vicios son los que hay que romper en el sindicalismo. La gente cuando va a creer que somos útiles y que merece la pena estar en un sindicato es cuando vea que no hay unos intereses ocultos detrás.

¿Considera que el actual modelo de diálogo social es excluyente?

Desde luego. Estamos en un bisindicalismo muy blindado que se garantiza que ninguna otra fuerza sindical pueda entrar ahí con una legislación electoral excluyente. El sindicalismo ya no puede ser una cosa de dos.
La sociedad es plural y el sindicalismo tiene que serlo. Luego habrá unidad de acción en temas concretos, pero tiene que haber pluralidad.

¿Considera que habría cambiar la legislación?

Por supuesto. Hay una Ley Orgánica de Libertad Sindical que se ha quedado completamente obsoleta que tendría su sentido durante la Transición, pero hay que cambiar la legislación en materia de elecciones sindicales de manera radical. España es mucho más plural que CCOO y UGT. Es una evidencia que los dos se han dejado querer y han perdido la calle.

¿Qué ha sido lo peor de la política del PP en materia de empleo en estas dos últimas legislaturas?

La reforma laboral ha sido un torpedo al movimiento sindical y al mercado laboral. La desregulación de la negociación colectiva, por ejemplo, se están viendo ahora las consecuencias en muchos sitios y son devastadoras. Los descuelgues del convenio colectivo, que prime el convenio de empresa por encima del sectorial, etc. Han dado licencia para matar a algunas empresas y lo han aprovechado.
Pero los datos de afiliación y desempleo son mejores.
Bueno, todavía se cotizan menos horas laborales que antes de la crisis, y no se ha creado empleo neto. Y el que se ha creado es de mala calidad. No podemos conformarnos. Hay que pelear por un empleo de mejor calidad, por una formación que ayude al desempleado a encontrar un nuevo trabajo y por recuperar el poder adquisitivo perdido durante la crisis.

¿Son partidarios entonces de derogar la reforma laboral?

Tenemos que dejar de lamernos las heridas con las reformas laborales y el 'pensionazo'. Uno no puede volver a los 80, y luego coger lo mejor de los 90. Hay que mejorar lo que hay. ¿La derogación acabaría con la precaridad?, me pregunto. Derogación no, una modificación total sí.
Los sindicatos no están yendo demasiado lentos para acercarse a las nuevas realidades laborales (trabajadores de plataformas colaborativas, autónomos económicamente dependientes, los trabajadores de las pymes…)
Nos vienen retos muy grandes. Ahora puede estar un trabajador en su casa trabajando para tres empresas distintas por cuenta ajena y otro trozo de jornada por cuenta propia facturando. Y ese trabajador va por el pasillo y se resbala y se cae. Y ese trabajador qué respuesta tiene de una organización sindical. Ahí tenemos que estar y ser capaces de dar una respuesta. El trabajo que viene va a sobrepasar las estructuras sindicales que tenemos a nivel organizativo. El sindicato tiene que prepararse y ofrecer respuestas.

Expansión. Joaquín Pérez (USO) pide cambiar la ley para romper "el sindicalismo de dos".


POR EFE
Actualizado: 18/11/2017 16:47 horas EXPANSION.
El único candidato a la Secretaría General de USO, Joaquín Pérez da Silva, espera tomar esta semana las riendas del tercer sindicato de España con el objetivo de "acabar con el bisindicalismo" de UGT y CCOO, y lograr cambiar la ley sindical para contar con unas reglas del juego "iguales para todos".


"Hoy en día, la sociedad es plural, la política es plural (...) ¿cómo va a ser el sindicalismo cosa de dos?", señala Pérez da Silva en una entrevista en la que cuestiona que, cuarenta años después de la transición, se hayan cambiado todas las legislaciones laborales menos la ley de libertad sindical.
"Está hecha para blindar el bisindicalismo (...) y uno de los arietes de este mandato es romper eso", apunta.

Esta normativa refuerza el poder de los sindicatos con más representación así como los que tienen presencia únicamente en alguna región, en detrimento del resto, un aspecto que USO cree obsoleto y que requiere una revisión.
Para ello USO se ha reunido ya con todos los grupos políticos que, según señala, coinciden en la necesidad de cambiarla aunque nadie se atreve a dar el primer paso por miedo a las grandes organizaciones sindicales.

Y ellas, reconoce Pérez da Silva, deben dar un paso para lograr un cambio viendo que los trabajadores "son más de lo que ellos representan" y dejando a un lado intereses de "estructura".

El aspirante a liderar USO también reclama una negociación colectiva transparente, abierta y útil para el trabajador.

"El modelo de negociación colectiva es un desastre (...) los acuerdos no valen para nada", critica Pérez da Silva que pide al sindicalismo un salto de "calidad intelectual" para hacer propuestas que vinculen al Gobierno y se trasladen a la legislación.

"Si solo sirve para mantener estructuras sindicales, a mí se me cae la cara de vergüenza", concluye.

Pérez da Silva, licenciado en Magisterio de Educación Física y en Psicopedagogía, es desde 2009 el Secretario Confederal de Comunicación y Formación de USO y opta a suceder a Julio Salazar, en el cargo desde 2005, que cumple la limitación de mandatos que marcan los estatutos del sindicato.

USO cuenta con 117.148 afiliados y 10.793 delegados, lo que supone 3.400 afiliados más que hace cuatro años y una representatividad del 4,22% de los trabajadores, frente al 3,5% de 2013.

La evolución del sindicato y el cambio de líder se abordarán en el 11 Congreso Confederal que se celebra del 22 a 24 de noviembre en Santander, al que Pérez da Silva llega como único candidato y con varios objetivos clave.

Para empezar, lograr que las negociaciones de los convenios colectivos recojan una subida salarial que permita recuperar el poder adquisitivo perdido.

Así, de manera generalizada plantearán subidas de entre el 2,5% y el 3,5%, con un porcentaje adicional para recuperar de manera progresiva esa pérdida.

También actuarán contra la precariedad laboral, porque muchas empresas han aprovechado la reforma laboral para despedir barato y realizar después contratos bonificados, una situación que ha hecho "un daño terrible", al tiempo que abogarán por "humanizar el empleo" con medidas de conciliación, flexibilidad horaria o prevención.

La parcialidad no voluntaria será otro de sus caballos de batalla, ha dicho Pérez da Silva, quien critica la "numeritis" del Gobierno con sus datos de empleados, porque si se compara el número de horas cotizadas respecto al de antes de la crisis las cifras no salen.

Sí que valora los esfuerzos del Ministerio de Empleo en la lucha contra el fraude laboral, que ha conseguido mejores resultados en el último año que en los diez anteriores, y aboga por intensificar las actuaciones de la Inspección de Trabajo.

Y para avanzar en todos estos temas, Pérez Da Silva defiende el sindicalismo pegado al "tajo", a las necesidades y problemas de los trabajadores de cada empresa.

"Ese es el modelo que funciona porque es útil", subraya.